31 de octubre de 2017.
Las fotografías personales tienen el poder de transportar al espectador en el tiempo y en el espacio. La gente atesora estos recuerdos de gran importancia para su vida emocional. Sin embargo, con la tecnología digital se toman muchas fotos, pero a veces son olvidadas ya que no tienen un soporte físico como el papel.
Esta colección de objetos brinda materialidad a fotografías digitales tomadas en Buenos Aires tras una larga ausencia de la autora. Utilizando la técnica de fotograbado, propia de las artes gráficas, imágenes de paisajes se traducen como incisiones sobre la superficie del metal.
Utilizando las placas de cobre y con unas simples operaciones geométricas se forman así un espejo de mesa y dos pequeñas bandejas. Estos simples objetos cotidianos actúan como una ventana hacia lugares distantes, y por el uso y la interacción con ellos, ayudan a la memoria.
Cada pieza actúa como un recipiente que sostiene y exhibe pequeños recuerdos como fotografías, postales, piedras, etc., ayudando a forjar una conexión más fuerte con ellos.