03 de octubre de 2017.
Al recibir el pedido de la joven pareja residente en Taipéi, el equipo de Alentil Design se preparó para dejar entrar la luz: el departamento original, con más muros que los actuales y sin personalidad, no contaba con una buena iluminación natural e impedía una circulación cómoda y fluida.
Familia ensamblada
Los dueños de casa no hablan de una mascota, sino de un integrante más de la familia: “La felicidad de disfrutar el tiempo con mi amor, mirar a nuestro gato caminar de aquí para allá y tomar el té en casa los fines de semana: esa es la vida soñada que todo habitante de ciudad quiere”, cuentan. Buscaban a un equipo capaz de interpretar espacialmente esos momentos esenciales, que no se vinculan a funciones domésticas sino a formas de vivir. Y encontraron en Alentil Design al candidato perfecta.
La primera decisión fue reemplazar las cerámicas frías y revestimientos estándar por materiales que aportaran un carácter propio y calidez a la unidad: los enchapados en roble y la teca de Birmania resolvieron parte del desafío. El blanco fue elegido para todas las paredes, no sólo para acompañar la propuesta del mobiliario sino también para generar sensación de amplitud. Para aportar un elemento lúdico y personal, se colocaron vinilos amarillos y celestes en forma de redondeles y triángulos.
A futuro.
En vistas de la paternidad de la pareja, en el entrepiso se construyó una habitación que alojaría al bebé durante sus primeros años de vida. Mientras tanto, el ambiente es utilizado como estudio, dormitorio para huéspedes y espacio de guardado.
Como si se tratara de un tablero de dirección, el programa de diseño contempló que todo el recorrido de la vivienda pudiera dividirse en cinco pasos desde su punto central: el baño, el dormitorio en el entrepiso, el living, el comedor diario con cocina y el dormitorio. El juego de alturas entre los muebles y los desniveles planteados en los espacios ofrecen a los dueños de casa un conjunto dinámico, mientras que dialogan con los rascacielos que se cuelan desde afuera y proponen al gato de la familia una excusa para la exploración diaria.
DESTACADOS.
El bajo escalera se aprovechó como espacio de guardado, despejando de objetos y contendedores el área libre del living y comedor diario, integrados en un mismo ambiente.
El dormitorio, con amplios ventanales con vistas a la ciudad desde lo alto, fue potenciado como mirador gracias a una tarima que eleva a la cama y permite organizar mantas y almohadas en su parte interior.