25 de Agosto de 2016
Está rodeada por una zona de montaña, con el Cerro San Javier como vista principal y una vegetación selvática abundante. El proyecto, a cargo del arquitecto José María Zamora, buscó planos cerrados para las caras que se ven desde la calle y vistas transparentes para aquellas que dan hacia los cerros.
“La vivienda se genera en una losa-tabique plegado de hormigón visto, de alto contraste con el lugar. Esta placa contiene un volumen suspendido y la cubierta configura el espacio habitable, que se integra totalmente al paisaje”, explica el arquitecto.
Casa en voladizo
El acceso a la casa se realiza a través de un puente peatonal metálico que conecta el nivel del terreno con la planta baja de la casa, que se encuentra elevada y aparenta estar flotando: “La materialidad del proyecto está definida por el uso del hormigón visto con tablas en losa y tabique.
Al estar suspendido, la sensación del peso del hormigón se aliviana generando una doble lectura, reforzada por la entrada de luz cenital que magnifica el efecto y la textura del material”, explica Zamora.
La distribución se realiza en tres niveles de 140 m2: un semisubsuelo con estacionamiento, lavadero, sala de máquinas y toilette, con una superficie prevista para una futura ampliación con dos dormitorios; una planta baja de doble altura en la que se encuentran el living comedor, la cocina, la biblioteca y la terraza integrados; por último, un primer piso para las áreas privadas: dormitorio con baño y vestidor.
A este se le suma un entrepiso que se usa a modo de estudio y un sector destinado a huéspedes. La doble altura que recibe al ingresar a la vivienda funciona como un elemento vinculante, ya que conecta a los espacios entre sí y enmarca al paisaje como parte del recorrido.
Mirar hacia afuera
Las generosas carpinterías y paños vidriados fueron pensados para crear una casa sensible y sustentable, que aprovecha la luz natural y que forma parte del entorno que nace, se multiplica y se transforma según la estación del año.
Esa intención orgánica se ve en el mismo hormigón, que no fue intervenido en su superficie a excepción del volumen blanco que contiene al dormitorio con vestidor y baño privado, que fue revestido en cerámica veneciana blanca con artefactos en loza del mismo tono y carpintería negra con abertura vertical que va del nivel del suelo al cielorraso.
Como una especie más dentro de un terreno arbolado, DL crece en altura sobre una serie de troncos para concluir en una copa habitable: una suerte de casa del árbol de hormigón que marca un guiño dentro del paisaje.
“La percepción desde el interior hacia afuera es atípica. La combinación de la altura y la inclinación natural del terreno pone a las calles vecinas en una perspectiva singular recortada con el cerro”, cuenta el arquitecto José María Zamora.
Las carpinterías de doble altura componen un marco natural cuyo contenido se transforma en cada temporada, cambiando de tonalidad y ofreciendo un clima visual diferente dentro de la casa.
FICHA TÉCNICA
Proyecto: Casa DL
Estudio: Arq. José María Zamora
Ubicación: El Corte, Yerba Buena, Tucumán
Superficie: 140 m2
Año: 2015