03 de Enero de 2018.
Desde Italia dibuja edificios históricos, monumentos, calles y personajes urbanos con un trazo que fusiona la frescura del croquis a mano alzada con el trazo de artista.
Los dibujos de Pietro Cataudella confirman un trazo experto, digno de un arquitecto o dibujante profesional. Sin embargo, él se presenta humildemente como estudiante de geofísica. Italiano oriundo de Sicilia, vivió durante algunos en Pisa, una de las tantas ciudades que dibujó. Entre sus pasiones enumera al dibujo, la ilustración, los viajes y la fotografía. Desde CityLiveSketch, su blog y redes sociales, comparte sus croquis a mano alzada: “Me permite mostrar el mundo a través de mis dibujos”.
Flâneur con lápiz y papel
“La idea de combinar mi pasión por la fotografía y el dibujo nació en el verano de 2014 en Marzamemi, un pequeño pueblo al lado del mar en el sudeste de Sicilia, mi hogar. Un simple boceto de un paisaje característico dio comienzo a una serie de imágenes y, gracias a mi proyecto pude visitar muchas ciudades nuevas”, cuenta entusiasmado. Si bien nunca se inició en las bases de la arquitectura o el diseño, sostiene que fue gracias a la práctica, la pasión y el deseo que pudo mejorar su técnica de dibujo, reemplazando los primeros y sencillos bocetos por dibujos más elaborados, con detalles y muchas horas de dedicación.
El primer dibujo
Pietro no recuerda la edad exacta que tenía cuando comenzó a dibujar, pero sí que era niño:
“Mi primer dibujo fue probablemente una casa, dada mi pasión por las edificaciones. Siempre me gustó representar paisajes urbanos. Mi primer CityLiveSketch fue el dibujo de Balata di Mazamemi, una vista de un pequeño pueblo junto al mar en el sudeste de Sicilia”, relata.
Además de dibujar en sus libretas, una vez que el croquis está terminado, toma una fotografía del original y su creación, gesto que se ha vuelto un sello personal de su obra.
Ya no lleva la cuenta de la cantidad de dibujos que lleva hechos: sólo puede asegurar que completó seis cuadernos durante los últimos tres años. Y que aún tiene muchos otros en blanco esperando por nuevos destinos.
“Tomar la fotografía de la Fuente Trevi fue muy difícil porque era agosto: es un monumento lleno de turistas que se mueven mientras arrojan monedas dentro”.