15 de febrero de 2017
Más que un coleccionista de obras, David Bowie era un adicto al arte: compraba piezas de manera compulsiva y generosa, identificando por igual el talento de figuras marginadas del circuito de las galerías como de nombres consagrados.
La decisión de poner a la venta parte de su colección privada estuvo motivada por la falta de espacio en las distintas residencias que compartía con su esposa, Iman Abdulmajid. La subasta, realizada por la casa de remates Sotheby’s, compiló pinturas, dibujos, impresiones y fotografías de distintos artistas de Europa, América y África, además de piezas de diseño del arquitecto italiano Ettore Sottsass y otros miembros del Grupo Memphis.
Nombres propios
Jean-Michel Basquiat, Achille Castiglioni, Frank Auerbrach, Marcel Duchamp, Tintoretto, Stanley Spencer. Y la lista de notables continúa, pero hay uno solo que logró reunirlos a todos, meses después de dejar este mundo… The Thin White Duke: el eterno Bowie.
Su vínculo con el arte no sólo estaba mediado por la admiración y el afán de coleccionar, sino que era, también, un crítico entendido y un curador exquisito. Inmerso en las comunidades artísticas de Londres, Nueva York y Berlín, conoció de cerca a muchos de los protagonistas del arte del siglo XX, entre ellos a Andy Warhol, encuentro que sucedió en 1971 en “Factory”, su estudio en la Gran Manzana.
Luego de dos décadas Bowie sería convocado para representar su papel en la película Basquiat de Julian Schnabel. En 1994 se sumó al consejo editorial de la revista Modern Painters y tuvo la oportunidad de entrevistar a personajes como Jeff Koons, Damien Hirst y Tracey Emin. Cuatro años más tarde, presentó la compañía de editores de libros de arte 21 junto a Karen Wright, Bernard Jacobson y Sir Timothy Sainsbury.
Además de ser un capítulo ineludible en la historia del rock, esta muestra repone su prestigio y carácter en el mundo del arte.
Arte y diseño de colección en la vida de Bowie
Bowie escuchaba música en diferentes formatos, pero su tocadiscos personal era un templo de sonido: la Radio Phonograph modelo RR126, diseñada en 1965 por los hermanos Pier Giacomo y Achille Castiglioni para Brionvega, es una pieza definitiva del diseño italiano.
Enmarcadas dentro de la tradición irreverente y humorística del grupo Memphis, en la subasta se lucieron distintas piezas. Una de ellas, considerada como la definición del diseño post-moderno, es el aparador Casablanca, que fue diseñado en 1981 por Ettore Sottsass y forma parte de la colección permanente de los museos Victoria and Albert de Londres y Mobile e delle Sculture Lignee de Milán.
También dentro de la categoría del mobiliario, se remataron el sofá Big Sur, diseñado por Peter Shire en 1987, y la silla Riviera, creación del arquitecto italiano Michele De Lucchi.
Entre las obras de arte, una de las más destacadas de la colección fue Air Power, un óleo pintado por Jean-Michel Basquiat en 1984 que Bowie compró un año después del rodaje de la película: “No es sorpresa que Basquiat tuviera una ambición no muy secreta de ser un músico de rock, ya que su trabajo se relaciona con el rock en formas que pocos artistas visuales logran”, comentaba el músico en la revista Modern Painters.
Bowie también sentía adoración por Hirst, al que definía como emocional y subjetivo: “Mi idea del artista contemporáneo es Damien Hirst”. En la subasta se destacó Beautiful, shattering, slashing, violent, pinky, hacking, sphincter painting, ese círculo con estallido de colores que genera tanto magnetismo.
Otro de sus favoritos era Frank Auerbach, en particular del óleo Head of Gerda Boehm de 1965, sobre la cual expresó: “Oh Dios, ¡sí! Quiero sonar como eso se ve”.
Una obra que conmovió profundamente a Bowie fue Interior (Mrs. Mounter) de Harold Gilman, un óleo sobre lienzo de 1917: nacido en Brixton después de la Segunda Guerra Mundial, el músico tenía una particular sensibilidad por la realidad social. En este cuadro se ve a un inquilino y a una empleada doméstica, ambos en un cuarto mediocre en una casa londinense.
Por otro lado, la obra Alexandra de la serie Found objects de Romuald Hazoumé, es una de sus configuraciones de objetos cotidianos en diálogo con la historia del arte y la historia colonial en África.
El nombre de la subasta fue preciso, en especial por el amplio alcance de la palabra collector: “Soy un coleccionista. Colecciono personalidades, ideas”, comentó Bowie en alguna entrevista.
La selección de obras que presentó Sotheby’s deja algo en claro: que en el vasto repertorio de piezas que con tanto esmero buscaba, además de la más alta noción de arte y diseño, se expresan grandes momentos de la historia universal, desde conquistas, guerras y héroes, hasta utopías, sueños y convicciones. Detrás de ellas, al igual que en la música de Bowie, suena una voz potente que le habla al mundo entero.