13 de diciembre de 2018
Las ciudades modernas, tan consolidadas en sus centros, casi no dejan espacio para la expansión. Sin embargo, es un error pensar que sí, porque hay pequeñas ranuras urbanas que pueden adaptarse, si tiene una visión de la arquitectura urbana y comercial. Una pequeña puerta de servicio, antes inutilizable para el restaurante de al lado y que parecía no tener gracia en absoluto, fue vista como un lugar potencial y se convirtió en un negocio. Con esta visión, inspirada en la simplicidad y el minimalismo japonés, aparece The Coffee por parte de Studio Boscardin Corsi.
En medio de la agitación del mundo de hoy y del día a día, donde el tiempo es dinero y se necesita cafeína para restaurar las energías, nada es más providencial que un café «para llevar». O, aquellos que tienen más tiempo disfrutan el café parado en la vereda o sentado en el banco de enfrente.
El proyecto de arquitectura está relacionado con el concepto de The Coffee, minimal y funcional. Y, para diferenciarse de los otros edificios laterales, la opción era verticalizar la fachada de modo que, aunque fuera más estrecha, ganara un aspecto imponente. Con un color contrastante y materiales inusuales, la cafetería se aflojó por los lados.
La composición de los materiales es simple. Tiras de metal, madera clara y caja de acrílico que, cuando se encienden, revela lo mejor: luz. El cubo de luz, en acrílico, es el punto focal del café, que marca la entrada, hace la protección en días de lluvia y brilla al anochecer (y también en los días nublados típicos en Curitiba).
El pequeño interior de 3 m 2 no permitía muchas posibilidades de diseño. La máquina de café debe colocarse de modo que el barista esté siempre del lado del cliente, nunca de espaldas. La idea de las lamas, presente en la fachada, entra por dentro pero aquí, en otro material. El listón en madera clara hace la parte inferior y el revestimiento del café, y juega con la luz.
Además, como acabado lateral, las baldosas negras del metro, muy urbanas, como todo el concepto de la cafetería. A medida que se acerca a la mesa de trabajo, puede hacer el pedido a través de la tableta y esperar a recuperar su café. Mientras tanto, puedes tener una buena conversación con el barista, que ya conoce todo el movimiento de la calle.
Cosmopolita, urbana y atemporal. Así que The Coffee no es solo una propuesta arquitectónica, es una experiencia, una nueva forma de relación con el servicio al cliente, una nueva forma de interactuar con el espacio público.