22 de Febrero de 2018.
El arquitecto GUILHERME TORRES estuvo casi seis meses trabajando virtualmente con sus clientes sin conocerlos para diseñar la Casa DM. Ellos estaban en Londres, él en San Pablo. “Todas nuestras reuniones eran vía Skype, pero la cámara que ellos usaban nunca funcionaba, así que pude ver muy poco de ellos en el proceso”, cuenta. Compartiendo el proceso creativo a la distancia aunque con algunas dificultades de comunicación, lograron un resultado exitoso.
De regreso a casa
Haciendo realidad su obsesión por la gran escala y las circulaciones abiertas, el arquitecto sacó provecho de los 350 m² a construir, distribuidos en plantas con un espacio descubierto que interactúa de manera explícita con el interior.
La casa fue diseñada para un matrimonio con tres hijos que, luego de vivir una década en Europa, regresó a su ciudad natal en Brasil. “El dueño de casa resultó ser un excelente diseñador e hizo el proceso mucho más placentero: permitió que le sugiriera decoraciones vibrantes y coloridas”, cuenta el arquitecto. Originalmente fue convocado para diseñar los interiores pero luego el proyecto se amplió y terminó involucrando la arquitectura de la casa, una vivienda de 1970 que necesitaba luz y espacio.
Eje cuadrado
Para TORRES los espacios arquitectónicos deben contener, alegrar, acompañar: “Todo el día estamos dentro de algún espacio que fue diseñado para que pasemos el tiempo o hagamos una actividad”. Así, pensando en sus habitantes, generó una casa pensada para la convivencia, la diversión, la recepción de invitados y la estimulación de la creatividad.
Muchos de los espacios tienen como morfología rectora al cuadrado, una forma de organizar al espacio a través de distintos colores, tramas y texturas. En el living, por ejemplo, la alfombra antigua está compuesta por un patchwork con distintos dibujos; por su parte, la pared del comedor fue revestida con azulejos de cocina mientras que en el living un gabinete hecho a medida terminado con lacas de todos los colores, sirve, a la vez, como espacio de guardado y de exhibición.
Además de desarrollar un diseño dinámico y lúdico, capaz de transformase a diario, la Casa DM plantea una revolución en el uso de los ambientes, que no tienen las ubicaciones previsibles. Por ejemplo, TORRES decidió localizar los dormitorios de los niños y las salas de juego en la planta baja (en donde también se encuentra el living), mientras que la cocina se encuentra en el sótano. Este espacio se encontraba húmedo y abandonado, pero fue recuperado con una apertura al exterior, en donde se encuentra el jardín y la pileta.
Un poco del pasado, un poco del presente y un poco del futuro: todo esto tiene la casa, que diseñada manteniendo su original espíritu setentoso; que fue equipada con todos los muebles que el matrimonio compró en Londres y que terminada con gestos propios del arquitecto, como la mesada de hormigón que continúa el piso del comedor. El futuro, aquello que siempre está actualizando, llega en forma de color.