25 de Agosto de 2016
Daniel y Tomás Nasjleti, a cargo de la dirección y proyecto, desarrollaron la obra a partir de tres premisas propuestas por el cliente.
Por un lado, integrar el paisaje del río y los bosques de pinos: de allí su ubicación sobre el lateral más elevado. Por otro, adaptarse a diferentes usos y cantidades de habitantes con fraccionamiento de espacios, sin necesidad de abrir la casa entera en cada visita.
Así, por ejemplo, entre el estar y el quincho las puertas se corren y embuten, habilitando una ampliación o reducción del espacio según la necesidad. Por último, debía tener un mantenimiento de bajo costo y no demandar demasiados cuidados.
Vacaciones de campo
Pensada como una casa de campo familiar para usos eventuales (fines de semana, vacaciones, hospedaje de invitados), la casa se apropió de todas las virtudes de su ubicación para ofrecer un verdadero espacio de retiro y distención. El río próximo, la costa de 500 metros de cascadas, las playas de arena natural, los caballos y el valle, acercan la inspiración perfecta para esta hogar de espíritu rústico, carácter elegante y estética atemporal.
La casa fue pensada con un acceso de vehículos independiente, un ingreso peatonal, un hall de distribución, un área social de estar integrada al comedor-cocina, el dormitorio en suite para los padres y los dormitorios para los hijos y amigos: uno para dos varones y uno para tres mujeres. Al pie de la ladera, sobre el río, se ubicó un corral de aves, gallinas, gansos y pavos reales.
“El diseño del paisaje incluye en su programa las áreas de terrazas, el parrillero próximo al río y los recorridos por las áreas de plantación de frutales”, explican los arquitectos. La casa tiene un nivel de subsuelo en el que se ubica el dormitorio de huéspedes con estar, cocina y baño.
De afuera para dentro
La construcción se realizó con un sistema de fundaciones con plantillas de hormigón, muros de bloques cerámicos y losas de hormigón visto con techos de madera de Guayubira lijada a mano. Buena parte de los pisos y paredes fueron revestidos con cemento alisado en tonos neutros.
La piedra de los muros fue extraída de una cantera cercana y trabajada por una familia de lugareños que la seleccionan y tallan a mano. Para el armado de los canteros exteriores se utilizaron palos rústicos de quebracho colorado.
Se hace camino al andar
“Siempre imagino en mi proceso de diseño las líneas y trazados con mucho del dibujo en mi mente. No hago ningún trazado en papel hasta no haber dado un amplio recorrido de observación durante varios días o semanas”, cuenta Daniel Nasjleti.
La comprensión del territorio, el análisis de las relaciones que trama con su entorno, y las condiciones que envuelven al lugar son parte del relevamiento que lleva a cabo el arquitecto al comenzar un proyecto. Para este proyecto, el recodo del río que circunda parte del terreno y la presencia del pinar, definieron el asentamiento de la casa. Producto de esa observación nace la intención de que el primer encuentro con la casa sea una experiencia diferencial: lo que Nasjleti llama “la ceremonia de llegada de los visitantes”.
Los arquitectos buscaron construir “una casa entre piedras, con una expresión que pone de manifiesto la silueta de tres cuerpos pétreos que se separan por el hormigón visto», explica Daniel Nasjleti. El juego de profundidades creado por la piedra y el hormigón se transforma, puertas adentro, en opciones para el habitar: una casa preparada para acoger a una persona o para recibir a una gran familia.
A pesar de su aparente ubicación aislada y tranquila, la casa se encuentra próxima a atracciones turísticas como el aeródromo y Villa General Belgrano, en donde se celebra a Fiesta de la Cerveza.
“La intención es acompañar la atmósfera propia del entorno y remarcar sus valores naturales: mirar, resguardarse, cobijarse en la sombra, recorrer y descubrir”, narra Daniel Nasjleti.
FICHA TÉCNICA
Proyecto: casa en Río del medio
Estudio: Daniel Nasjleti
Ubicación: Valle de Calamuchita, Córdoba
Superficie: 340 m2
Año: 2013