23 de febrero de 2017
De chico buscaba descifrar el mecanismo de los relojes antiguos; más tarde fueron las motos y luego los autos. La forma de su curiosidad fue cambiando, pero el contenido siempre fue el mismo: el dinamismo de las piezas que, ensambladas, crean un movimiento.
Esa misma pasión quiso imprimir en su vivienda: “Le interesaba una casa muy didáctica, utilitaria y desarmable, con soluciones constructivas visibles, sin importar su manufactura”, explican los arquitectos a cargo de la obra, Daniel Moreno Flores y Sebastián Calero.
Containers domésticos
El universo de intereses del cliente tenía un vínculo con las estructuras, el metal, el montaje. A partir de estas asociaciones surgió la idea de utilizar contenedores: “Una de las razones principales para experimentar con este material fue el ahorro energético: acabada su vida útil estos objetos se convierten en desechos”, cuentan los arquitectos.
La vivienda fue construida en un área verde de Tumbaco, en Pichincha, con siete containers de 6 metros otro de 12 metros, utilizados casi en su estado natural, producto de su vida anterior: imperfectos, con golpes y abolladuras.
En algunos casos se hicieron intervenciones para adaptar el contenedor a la funcionalidad de la casa, como por ejemplo para brindar iluminación, ventilación o vinculación entre ambientes interiores y exteriores.
Modelo para armar
En cuanto a usos, los containers fueron destinados a espacios complementarios dentro de la casa: baños, cocina, armarios y bodegas.
Para pronunciar su materialidad, se removió la pintura de fábrica y se dejó a la vista el metal oxidado, que completa una composición rústica e industrial a la vez junto con la madera, el cemento y el vidrio.
El proceso constructivo se llevó a cabo en cuatro etapas: en la primera se realizó la fundición de plataformas, bases rectangulares de hormigón pulido.
Durante la segunda se llevó a cabo el montaje de los containers sobre las plataformas con grúas mecánicas: se apoyan sobre el hormigón pero dejando un fragmento en voladizo. “Estas piezas se distancian unas de otras con el fin de crear y delimitar los espacios habitables y, a su vez, constituyen la estructura vertebral de la casa, sobre la que se asientan las cubiertas”, describe Daniel Moreno Flores.
En la tercera etapa se colocó y soldó el sistema de vigas metálicas que cruza de un contenedor a otro, contribuyendo al armado de las losas de hormigón. La última etapa se correspondió con la instalación de un sistema de tensores que ayudó a configurar los dormitorios.
Al abrir los ojos va a encontrar el resguardo alto del hormigón a la vista. Al saltar de la cama va a caminar sobre la calidez de la madera. Al mirar hacia el frente va a encontrar la transparencia desinhibida de la pared de vidrio.
Al recorrer la casa va a sentir la contención -valga la redundancia- de los contenedores que la componen. La casa RDP guarda un vínculo íntimo con su dueño, un secreto que solo ellos dos conocen: cada una de los pasos que aquel niño seguía al desarmar el reloj, hoy los sigue para armar su experiencia doméstica.
Ficha Técnica
Nombre de proyecto: Casa RDP
Estudio: Sebastián Calero y Daniel Moreno Flores – www.danielmorenoflores.blogspot.com.ar
Ubicación: Pichincha, Ecuador
Superficie: 251.75 m2 – interior, 123.55 m2 – exterior
Año: 2015