En lugar de almacenar grano, este inédito silo en una casa en Teton County, Wyoming, oficia como cava personal con capacidad para 2000 botellas.
Imágenes cortesía de Matthew Millman y Paul Warchol www.clbarchitects.com
Una cabaña de fin de semana hecha con madera recuperada frente al Snake River, hace al paisaje del pueblo. Su dueño podría ser un pescador deportivo, un escritor solitario, un artista en busca de inspiración. Pero el dueño es, en verdad, un coleccionista de buenos momentos. ¿Su gran pasión? La arquitectura. ¿Su capricho? Una bodega con forma de silo.
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Del papel al jardín
El dueño es RAY THURSTON: inversor, sofisticado bebedor, “arquitecto frustrado”, como él se reconoce. La idea de construir una cava no estuvo tan motivada por su pasión por los vinos como por el deseo de construir. Sin embargo, a lo largo del proyecto y en cuanto comenzó a completar su cava, se fue enamorando del vino y su cava exhibe hoy una exquisita y variada colección de vinos.
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Debido a la cercanía con el río y las mareas, sabía que el riesgo de inundación era alto: una cava subterránea era impensable. Mientras hojeaba una revista se cruzó con la foto de un silo y pensó: “¡Eso es: en lugar de una bodega bajo tierra, será una sobre el nivel de la tierra!”. Inspirado con la idea, comenzó a dibujar posibles formas, bocetó algunos silos y finalmente llegó a un diseño que podría funcionar. ERIC LOGAN, de Carney Logan Burke Architects, cuenta: “Diseñé muchos espacios de degustación y cavas antes, pero nunca nada tan escultural como lo que el cliente proponía para este proyecto”.
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Una cava camuflada
Desde afuera y a la distancia se divisa un silo de acero oxidado con una suerte de mirador como remate a sus más de 9 metros de alto. Si bien el cliente quería una estructura exterior de roca, los arquitectos lo convencieron del cambio de revestimiento: de ese modo se alinearía mejor al entorno y a la arquitectura del lugar, además de servir como escudo para las altas temperaturas de verano y las heladas de invierno.
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A la cava se accede a través de un pasillo desde el interior de la casa. Su diseño busca recrear un barril de vino organizado en torno a una escalera caracol, a lo largo de la cual se van sucediendo las estanterías de la vinoteca. Los racks de metal negro que ascienden circularmente tienen capacidad para 2000 botellas y 500 estuches y cajas de vino. La madera que reviste el interior de la cava y los escalones que conducen a la azotea es de abeto recuperado: allí arriba se abre el espacio para la cata de vinos con vistas ininterrumpidas sobre Teton County.
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A partir de una forma básica y rural como la del silo, el equipo de Carney Logan Burke Architects y su cliente lograron superar una limitación del terreno, que no permitía construir la cava en el subsuelo de la casa. También propusieron una nueva mirada sobre los espacios para conservar vinos, que suelen pensarse más desde el equipamiento que desde lo arquitectónico. Por último, tradujeron la idea de una barrica a gran escala: en su interior el vino reposa y envejece, esperando el momento perfecto para dar lo mejor de sí mismo.
Imágenes cortesía de Matthew Millman y Paul Warchol www.clbarchitects.com
FICHA TÉCNICA
Proyecto: Queens Lane Wine Silo
Estudio: Carney Logan Burke Architects
Web: www.clbarchitects.com
Ubicación: Jackson, Wyoming (Estados Unidos)
Superficie: 28 m2
Año: 2004
Fotografía: Matthew Millman y Paul Warchol