28 de Febrero de 2018.
Con la intención de transmitir el espíritu alegre de sus dueños, los diseñadores del estudio Bazant trabajaron el interiorismo de esta casa en San Petesburgo con una paleta cromática vibrante y dinámica.
Diseñada como una maisonette para una familia de cuatro personas, la vivienda de 230 m² se encuentra en la histórica ciudad de San Petersburgo. Para el desarrollo del proyecto, los dueños de casa convocaron al estudio Bazant, liderado por ELENA y ANTON BAZALIYSKIY: “Este increíble departamento está hecho para gente con un gran sentido del humor y una actitud increíblemente positiva ante la vida. Aman cuando la vida es agitada y no fluye de manera lineal”, comentaron los diseñadores.
“Inicialmente, no teníamos como tarea crear un departamento de colores vibrantes: los fuimos agregando gradualmente, ya que estábamos a favor de los mismos en el interior”, explican los diseñadores. El piano de cola blanco en el espacio de cocina, living y comedor, propone un elemento integrador y lúdico entre los tres sectores: la música.
Muñecas rusas
Como si se tratara de una matrioshka, el departamento es un ensamble de cuatro unidades con vistas al parque y a la imponente Catedral Smolny, una de las obras barrocas más destacadas de la ciudad. Los dueños de casa, dos viajeros apasionados y frecuentes, brindaron parte de la inspiración que imprimió el equipo de Bazant.
“Las decisiones de planes fueron tomadas desde los primeros dibujos. El único problema que hubo fue la combinación del departamento más alto con la maisonette debajo”, explica el equipo. La reubicación de la escalera no debía quitar metros a la planta superior, en la que debían distribuirse una de las habitaciones con vestidor, el living y un baño completo.
Recorridos alternativos
Aprovechando las grandes superficies de cada ambiente, se trabajó la decoración a gran escala: piezas como el reloj del living, los artefactos de iluminación del comedor, los percheros del pasillo o el cactus decorativo del dormitorio principal dan cuenta de este recurso. Por otro lado, las morfologías de quiebre también fueron elegidas para recrear una identidad disruptiva: las columnas de espejos en, la pintura geométrica, el contenedor de bañadera y los revestimientos en dormitorios.
El ingreso de color al partido conceptual de la vivienda comenzó a hacerse más evidente a medida que los diseñadores conocían más en profundidad a los dueños de casa: “El color se convirtió en una fuente de inspiración. No encontrábamos una cama y silla de un violeta fuerte para la habitación, por lo que los muebles fueron hechos a medida para nuestro proyecto personal”. Buscaban integrar la sofisticación de los espacios con el magnetismo de colores jóvenes: magenta, turquesa, amarillo, verde, naranja.
El gusto elegante para las terminaciones, la búsqueda de texturas estimulantes y la prolijidad en el caos de formas y colores, logran una composición hipnótica que se continúa con la personalidad de los dueños de casa: una familia activa, anfitriona y divertida.