20 de julio de 2017.
“¿Cuál fue tu primera experiencia con un robot?”, es una de las 14 preguntas que interpelan a los espectadores desde un cartel corpóreo, dando por sentado que todos los humanos sobre la tierra tuvieron una. El cine, la literatura, el diseño y la tecnología han sido (y son cada vez más) las fuentes más prolíficas para el desarrollo de la robótica, ya sea como ficción o como realidad: la muestra Hello, Robot. Design between Human and Machine se propuso ponerlas en escena con más de 150 obras de arte y piezas de diseño.
Inteligencia artificial.
Los robots que ensamblan partes en la industria automotriz, los dispositivos electrónicos que nos mantienen comunicados y los sistemas informáticos que gestionan procesos ya no son sólo dominio de ingenieros y programadores: los diseñadores y los artistas piensan, desarrollan y ponen en funcionamiento las interfaces que los vuelven tangibles.
Entre maquetas de Mazinger y R2-D2, posters de Metropolis y Matrix, impresoras 3D y mascotas mecánicas, los visitantes recorrieron distintos salones en los que se contaban historias del pasado y del futuro: cómo las utopías de ciencia ficción y las tecnologías tempranas fueron transformando el modo en que funcionan el mundo y sus habitantes. Además del recorrido por los cuatro períodos identificados por los curadores, la exposición ofrecía charlas, proyecciones audiovisuales, performances talleres que abordaron la problemática desde distintas perspectivas.
La robótica es parte de la rutina diaria, pero también es una disciplina que permite analizar el modo en que funcionan las relaciones, la ética y la política en el orden social. Las ciudades inteligentes -con sus autos, edificios y dispositivos capaces de interpretar y satisfacer las necesidades humanas- plantean una contradicción que aún está lejos de ser resuelta, pero que la muestra Hello, Robot dejó en evidencia: podemos vivir en un mundo mejor, ¿pero qué y cuánto es lo que perderemos en la transición?.
“Una amplia muestra que abarca desde los robots para la industria hasta una instalación del grupo RobotLab en la que un robot en cinta mecánica produce manifiestos. Se cuestionan, por tanto, las fronteras entre el trabajo automatizado y la creatividad humana”, explican desde el Vitra Design Musem.