03 de octubre de 2017.
Carmel Place se instaló en Manhattan, causó sensación y ya abrió sus puertas a la nueva generación de habitantes urbanos: personas que buscan alquileres a costos accesibles, resignando metros cuadrados a cambio de un alto estándar de diseño, calidad constructiva y buena ubicación. El edificio cuenta con 55 departamentos tipo loft con dimensiones entre los 24 y 33 m2, generosos amenities y un exclusivo estilo de vida garantizado.
Patrones habitables.
El estudio nARCHITECTS diseñó el proyecto para Carmel Place como un nuevo paradigma escalable para viviendas en Nueva York y otras ciudades con desafíos similares: brindar alojamiento de gran calidad a bajo costo. El exterior del edificio fue planteado en forma de cuatro torres esbeltas y de diferentes alturas, proyectando desde su fachada la idea de espacios reducidos. Todo el programa de diseño buscó transmitir la idea de comunidad a “escala nido”, según explicaron desde el estudio: más que residentes individuales, la propuesta busca atraer habitantes que busquen una experiencia atravesada por la convivencia y el intercambio. De las 55 unidades, 22 fueron destinadas para alquiler, mientras que otras 8 fueron reservadas para veteranos sin hogar y el resto fue lanzado para la venta.
Marca sin huella.
Uno de los objetos de los arquitectos fue construir viviendas que ofrecieran una percepción amplia del espacio, potenciando el confort y la eficiencia y reduciendo el impacto sobre el medio ambiente. Para lograrlo, se ampliaron las medidas estándar de ventanas y balcones para darle profundidad al espacio y recibir luz natural desde todas las direcciones. Las alturas agregadas sobre baños y el diseño de muebles empotrados permiten una organización inteligente del espacio. Muchos de los espacios que suelen estar integrados dentro de una vivienda, fueron distribuidos para uso colectivo en distintas áreas del edificio: en el sótano se encuentran la baulera, el estacionamiento para bicicletas y el lavadero, mientras que en el octavo piso pueden hacer uso de un salón comunitario con terraza pública y grandes vistas de la ciudad.
Parte del atractivo de Carmen Place para el mercado inmobiliario está vinculado al tipo de obra, que consistió en fabricar, transportar y apilar 65 módulos de acero individuales, de los cuales 55 sirven como micro-unidades residenciales, mientras que los otros 10 constituyen el núcleo del edificio. Los módulos completos fueron transportados a través del puente de Manhattan y montados en el terreno, listos para la instalación de los accesorios y las terminaciones interiores. Al dividir el proceso de este modo, se redujo el ruido, la polución y la interrupción del ritmo diario de la ciudad, inaugurando así no sólo una nueva modalidad para la vivienda sino también para su construcción.