El dream team integrado por el arquitecto Pablo Auad, la asesora de proyecto y decoradora Graciela Japaze, las diseñadoras de interiores Astrid Bleckwedel y Bernardita Baralo y los dueños de casa, llevó adelante una obra de gran escala (528 m2 de superficie cubierta y 237 m2 semicubiertos) con solidez estructural y una mirada minuciosa sobre las terminaciones y detalles.
Primera impresión
Astrid Bleckwedel y Bernardita Baralo, del estudio Diseñarte, fueron convocadas para diseñar el acceso principal, que fue resuelto con una puerta pivotante de hierro: “Tiene un diseño particular de tachones a ambos lados; buscamos que el manijón quedase perdido. La terminación llevó varios meses ya que se buscó una oxidación natural”, explican las diseñadoras.
Otras de las intervenciones de la dupla fueron en la baranda de la escalera, que se trabajó con hierro, y en el toilette: sobre la mesa de durmientes se destaca una bacha de cerámica negra y sobre la pared, un generoso espejo redondo.
En el living trabajaron en los detalles del mueble bar, realizado en melamina laqueada negra, y la mesa ratona, un diseño propio que cuya impronta rústica se logró con óxido.
En el comedor dejaron su huella en el mueble con mesada de Silestone, de estructura de acero inoxidable y vidrio, y en el espejo, cuyos paños fueron envejecidos de manera individual para lograr la terminación deseada. También colaboraron en la selección de la blanquería de los dormitorios.
Familia numerosa
Sobre un terreno de 2600 m2 con orientación sur norte ubicado dentro de un barrio cerrado, Pablo Auad trabajó sobre un proyecto de volúmenes simples, estética contemporánea y materiales modernos.
“La familia, matrimonio con cuatro hijos adolescentes, tenía elaborado un programa muy específico, contemplando dos aspectos: el funcional -con la enumeración de los espacios necesarios y las características principales de los mismos- y el estético en lo que respecta a la imagen y estilo de la casa”, explica el arquitecto.
El hormigón a la vista fue una decisión acertada: por un lado opera como protector contra el deterioro de las lluvias y el sol y, a la vez, otorga una impronta siempre vigente al conjunto. Por otro lado, la galería sin columnas buscó anular el límite entre el interior y el exterior.
El deseo de los dueños era que la casa se viviera hacia atrás, en la intimidad del hogar; con vistas abiertas y espacios sólo visibles para sus habitantes: “Se planteó una idea muy clásica con dos plantas y clara diferenciación de áreas, albergando las actividades sociales y de servicios en planta baja y reservando el nivel superior para la intimidad familiar. La casa tiene un claro eje en el sentido transversal de la obra que articula toda la vivienda y nos permite transitar con fluidez desde el frente hasta el fondo”, continúa Auad.
Los espacios sociales, ubicados en la planta baja, se vinculan con el jardín e invitan al entretenimiento y el relax: allí la pileta, el solárium y el SUM se ordenan visualmente. El área de servicios se encuentra accesible pero sin invadir las actividades.
Uno para todos, ¡todos para uno!
Tratándose de una familia numerosa (dos padres y cuatro hijos adolescentes), la búsqueda arquitectónica y decorativa debían ser democráticas e integradoras: “Se trabajó en los detalles de las áreas social y privada, pero siempre el principio rector fue que cada espacio debía tener la misma jerarquía y monocromatismo.
Al recorrer esta casa hay una continuidad que se perpetúa en todos los ambientes”, explica Graciela Japaze, asesora de proyecto y diseño interior. Sin embargo, los dormitorios fueron customizados según su habitante, buscando también generar un sentimiento de pertenencia. A ellos se accede desde la planta superior a través de un family room, ambiente de vinculación entre la suite principal, el dormitorio de los hijos y el de las hijas, ambos conectados mediante un balcón lateral.
En todos los ambientes se buscó generar un juego tácito entre texturas, materiales, colores e iluminación, siempre con un lenguaje imperecedero: “La madera oscura de los anchos tablones de piso Patagonia, el mueble negro del bar, la estufa a bioetanol y una sofisticada iluminación, dan su toque de austera elegancia”, argumenta la diseñadora.
Junto al living se ubicó el sector de escritorio con Home Cinema, ambientado con bibliotecas, sillones y un antiguo escritorio. Las vistas panorámicas al jardín revelan la piscina de bordes infinitos, que corre en paralelo a la galería, próximo al solárium y al deck.
Desde allí se accede a un espacio independiente, pensado para distintos usos: sala de estudio, playroom, espacio para reuniones o cuarto de huéspedes. La pared principal del comedor fue revestida con piedra italiana y el espacio ambientado con una imponente mesa rectangular, una consola de Eugenio Aguirre, una araña de origen griego, una cava empotrada y un espejo cuadrado.
Ficha técnica:
Proyecto: Casa Familiar
Proyecto arquitectónico: Pablo Auad
Proyecto de interiores: Graciela Japaze
Diseño de interiores: Astrid Bleckwedel y Bernardita Baralo
Ubicación: Country Jockey Club, Yerba Buena, Tucumán
Superficie: m2
Año: 2014