06 de junio de 2017.
El desafío fue generar un proyecto que hallara su riqueza en las transiciones graduales, y no en los fuertes contrastes. Un espacio de sutiles estímulos que acompañaran de un uso al otro. Trabajando especialmente el tacto, la vista y el olfato, logramos desdibujar los límites entre distintos usos y espacios.
En el caso de este proyecto, el cliente era una mujer contemporánea, llena de contrastes fuertes; con un mundo interno repleto de matices fabulosas. Es así, que encomendó a Carbono Atelier un espacio que pudiera albergar reuniones de varias personas, pero a su vez acompañarla en sus momentos individuales. Deseaba un espacio vibrante y estimulante, que contemplara, a su vez, una atmósfera apaciguada donde poder relajarse al final de su agitado día.
Textura:
El contraste de textura en las paredes marca, según su altura, el tipo de uso. Por momentos, el ladrillo solo alcanza alturas bajas, menores a los 40 cm, las ganas son de reposar y sentarse. Por momentos, el basamento rústico alcanza los 70 cm, acompañando la altura diaria del comer y del trabajo.
Para enfatizar el cambio de textura, Carbono Atelier decidió trabajar el conjunto en un solo tono: el blanco; que no desviara la atención, sino por el contrario, resaltara la rugosidad de cada superficie.
Color:
El uso del color se reservó para los distintos textiles que visten el espacio. Terciopelo, lino y liencillo. El cambio de color en los textiles, induce distintas sensaciones. Los tonos verdes en los paños verticales, llevan a una relación con el paisaje exterior, cubierto por una variedad de tonos y especies vegetales.
Las superficies horizontales buscan, opuestamente, tonos que uno solo encuentra dentro de la casa; Tonos rosados y anaranjados, que aportan la calidez asociada con el reposo.
Cada tela implicó un proceso conjunto con el cliente. La búsqueda de los tonos se lograron tiñendo a mano, con distintas técnicas, para hallar los deseados.
Transparencia:
Se trabajó con el sentido de la vista, con el objetivo de ampliar un espacio reducido con tamices visuales. Decidimos usar telas a manera de biombos translúcidos, que permitieran configurar el espacio de diversas maneras: cuando los biombos están abiertos son velos; cerrados, actúan de tapices.
Olfato:
Utilizamos materiales de fuerte personalidad aromática para estimular el olfato. Maderas locales como el Petiribí y el Paraíso en manijas, teclas, lámparas, revestimientos y mobiliario. También hicimos uso de cueros, gamuzas y lanas argentinas.
Sonidos:
En el área de comedor, decidimos generar un sector estimulante. Una gran lámpara filipina hecha de caracoles que suenan con el movimiento de los comensales o el soplar del viento, cuando se abren las ventanas. En el sector de estar, en contraposición, se utilizaron materiales absorbentes, como el corcho en las paredes.
El Resultado:
Finalmente, obtuvimos un espacio que genera lo más importante para nosotros: que el cliente se pueda desenvolver diariamente de diferentes maneras, pero siempre de una manera placentera.
Ficha Técnica:
Dirección Técnica: Carbono Atelier – www.carbonoatelier.com.
Arquitectos: Carbono Atelier – www.carbonoatelier.com.
Superficie: 40 m2.
Ubicación: Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina.
Año: 2017.
Fuente: Carbono Atelier – www.carbonoatelier.com.
Imágenes cortesía de: Carbono Atelier – www.carbonoatelier.com.