El lujo detenido
En 1929 la economía mundial se detuvo: la bolsa de Estados Unidos entró su más dramática crisis financiera, conocida como la Gran Depresión. Las consecuencias desataron interpretaciones y reacciones artísticas, entre ellas las literarias de FRANCIS SCOTT FITZGERALD. Sus textos compilados en The Crack Up sirvieron como inspiración para Osten, el bar diseñado por Hitzig Militello Arquitectos, quienes también recrearon el glamour de The Great Gatsby.
Un brindis con el pasado
Osten no es uno de esos bares que sirven todo de entrada. Al contrario, se va revelando a cada paso, sorprendiendo al visitante a través de distintos estímulos: formas, texturas, luces. El pasillo construido con andamios ofrece seis accesos al espacio principal: el objetivo fue crear áreas independientes y privadas. La entrada al bar se encuentra al final del corredor, que culmina con la identidad del bar sobre un metal perforado. La iluminación baja, las distintas tonalidades del dorado y las terminaciones de lujo como el terciopelo o el mármol generan la particular sensación de otro tiempo, otra década, otras ideas.
Osten
Una despedida al Art deco
El corredor, la barra, el frente bar, la escalera y al área de sitting perimetral hablan un lenguaje que las historias de FITZGERALD comenzaban a olvidar. La época pedía un nuevo paradigma y la modernidad esperaba afuera. En Osten “está representada esencialmente por la piel interior, construida con placas cementicias y de mármol organizadas en piezas en diferentes áreas. Estas placas de mármol están dispuestas entre las estructuras de los andamios, buscando una relación entre lo elegante y lo provisorio”, cuentan desde Hitzig Militello Arquitectos. Otra seña de esta nueva identidad se percibe en los tubos acrílicos que configuran el sistema de iluminación.
El área exterior tiene como marco un mural desarrollado a partir de un patrón que se boceta en el interior, además de algunos colores de la paleta cromática del bar: el bronce viejo, el azul, el verde claro y el oscuro. Esas mismas morfologías se repiten y reversionan en el nombre y en distintas aplicaciones tipográficas de la marca.
Osten
Los andamios cumplen una función estructural, pero también metafórica: su temporalidad gastada (sus arcos dorados tienen un tratamiento envejecido, sin brillo) transmite el fin de la sofisticación y el despilfarro de aquellos años retratados. Osten llega como al puerto de Buenos Aires como un testimonio histórico, o una invitación a intentar una vida anterior. Sus narraciones ya son pare de la ficción. Su diseño, sus platos y sus cocteles, pura realidad.
“La presencia de los andamios sirve como soporte de una era que ya no lograba sostenerse por sí misma”, cuentan desde el estudio.
Del proyecto participaron las arquitectas Marina Kusznir (colaboradora), Vanik Margossian (documentación de obra) y Marcela Bernat (dirección). El branding aplicado y el diseño de mural y patterns estuvo a cargo de Remolino.
CRÉDITOS
Imágenes cortesía de Federico Kulekdjian