En el número 18 de la calle Solferino, en Milán, una tienda de Slowear18 reinventó la experiencia de la compra física. Las estanterías se organizan como si fueran cuadros y cada prenda exhibida tiene su propio espacio. El foco está puesto en el consumidor y el recorrido que hace dentro del local, en el que, además de seleccionar y comprar indumentaria, puede disfrutar de tragos, café y diseño.
Slowear18
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Tradición alla italiana
Slowear18 se encuentra alojado en un edificio antiguo que conserva su fachada original. Para apropiarse del estilo clásico, el equipo de Visual Display multiplicó sus arcadas exteriores y las integró a los espacios interiores. La paleta monocromática de verdes y azules que atraviesa toda la tienda, contrasta con los grises y plateados del metal y el vidrio. La iluminación está pensada para ofrecer un juego de luces y transparencias futuristas.
Slowear18
La identidad italiana también se ve reflejada en la barra y sus especialidades: una extensa variedad de cocteles basados en recetas antiquísimas y locales, además de cicchetteria gourmet, invitan a los visitantes a tomar un descanso espirituoso mientras compran. Del otro lado de la barra, un frente bar espejado emite un doble relejo: el de las botellas a la vista, y el del local que se despliega en todas sus dimensiones.
La gran protagonista
El diseño del local tiene como eje conceptual una única pieza: se trata de una campana plástica que durante el día oficia de araña y objeto decorativo, colgando del techo. Luego, cual máquina teatral, desciende alrededor del perchero central y se convierte en mostrador y mesa de apoyo para tragos. Las transparencias le permiten este rol dinámico, entre la iluminación y el brillo diurnos, y la escenografía central de noche.
Durante el horario de oficina, Slowear18 es un espacio de compras, café y deco. A partir de las 19, con el sonar de la campana y el descenso de la pieza central que se convierte en mostrador y centro de display, la tienda se transforma en un espacio de encuentro y esparcimiento.
Imágenes cortesía de Alessandro Saletta para DSL Studio