JISU – Cafetería de Especialidad
“Nuestra intención original de abrir JISU fue inspirada en la isla Jeju en Corea del Sur que nos gustó mucho durante viajes anteriores. Es una isla de naturaleza paradisíaca situada en medio de grandes metrópolis de Asia."
El local se proyectó como un único espacio de líneas sencillas y rápido entendimiento, de geometrías puras en armonía con tonos neutros, materiales pétreos, vegetación puntual, y una pieza escultórica central como luminaria principal. Se desarrolló haciendo alusión a las plazas porteñas, donde algunos elementos de la cultura nacional y la oriental se fusionan con el aroma a café.
El sitio debía estar dotado de cierta versatilidad para poder albergar situaciones futuras que no hubiesen estado contempladas desde su inicio como tal. Se propuso crear un espacio armónico y simple, donde puedan llevarse a cabo distintos usos y funciones. JISU surge a partir de la idea de crear una marca en relación a un lugar dinámico, donde los usos y la oferta gastronómica, su público y alcance del mismo, puedan transformarse a lo largo del tiempo generando un lugar de exposición multidisciplinario, siempre acompañado de un rico café de especialidad.
JISU es un espacio de recreo, es un momento para detenerse, es un instante en el cual el tiempo se detiene. Es un espacio que no pretende dar respuestas, que no pretende condicionar a la persona, permitiendo así la contemplación y el ocio, liberando la imaginación y fomentando la creatividad del individuo.
Para lograr la reminiscencia a los espacios públicos del centro porteño, se tomó la decisión de utilizar una de las baldosas más vistas en todas las plazas y veredas de la ciudad: la baldosa de 64 panes. De esta manera, el visitante podría relacionar de manera subconsciente las sensaciones generadas al caminar por este piso y relacionarlas con vivencias transcurridas en espacios públicos al aire libre.
Para enfatizar el carácter de plaza, se decidió no agregar mobiliario como piezas móviles dentro del local, sino que se optó por diseñar sectores de bancos, tal como se presentan en los espacios públicos de la ciudad, dando como resultado la aparición de bancos tectónicos, maceteros, sectores de apoyo y barra. De esta manera, aparecería un módulo que configuraría y diagramaría espacialmente todo el proyecto, el módulo de 40×40 cm (medida de la baldosa de 64 panes). Ese patrón, se hace presente en todos los sectores del café, generando una relación entre todos los elementos que lo configuran, buscando una armonía espacial regida por patrones geométricos, algunos visibles y de fácil comprensión, otros más ocultos.
Otro elemento referencial utilizado de las plazas céntricas porteñas, como la plaza de mayo, son los faroles dorados ornamentados con fanales esféricos u ovalados. De estas piezas de infraestructura urbana histórica, se tomaron el color dorado y las esferas para incorporarlas al proyecto.
Las esferas como figura geométrica pura, se utilizaron para diseñar la iluminación sobre la barra, obteniendo un artefacto de líneas simples con un alto total de tres módulos aproximadamente (120 cm), con una esfera de medio módulo diámetro (20 cm), separadas entre sí por una distancia de dos módulos (80 cm). El color dorado incorporado de las farolas, que también tiene gran visibilidad en la cultura oriental y genera un rápido vínculo con ésta, fue el color elegido para todos los detalles del café, por ejemplo zócalos, herrería, artefactos de iluminación y demás.
La diagramación espacial general del local está regida por el vínculo constante que hay entre la barra monolítica y los sucesivos sectores de piso que la acompañan. Cada sector de piso equivale a una franja de 4 módulos de ancho (160cm), que podrían imaginarse como planos alargados que se pliegan en ángulos rectos, formando así los distintos tipos de bancos y canteros de la plaza alegórica. Cada una de estas franjas refleja y complementa los distintos usos que alberga la barra.
En total podríamos distinguir 8 franjas sucesivas de piso, perpendiculares al eje principal de la barra, diseñadas como estas alfombras o planos de 4 baldosas de ancho, que van plegándose a 90° grados para configurar el sistema de bancos, apoyos, y maceteros de la tienda. Cada una de estas franjas se encuentra separada, una de otra, por una calle de piedra bola blanca. Esta calle o surco, cumple varias funciones, además de permitir distinguir los sucesivos paños de 4 módulos (160 cm). Cada uno de estos surcos, es una canaleta lineal de 4 m, cada una conectada con las otras, proyectada para garantizar el buen escurrimiento y limpieza del local. La selección de la piedra bola blanca, nos conecta de manera intuitiva con la cultura oriental, pero a su vez, detiene el ritmo de nuestro andar debido al cambio en la materialidad del suelo, disminuyendo la velocidad de la rutina habitual, haciéndonos observar y contemplar el entorno circundante.
El artefacto escultórico central es obra del artista Paul Sende. Fue un espacio abierto por el arquitecto para fomentar el trabajo multidisciplinario dentro de un mismo proyecto, alentando desde la génesis proyectual del café la idea de compartir y combinar conocimientos y disciplinas, una apuesta a mostrar cómo pueden convivir en armonía distintas ramas del arte en un mismo espacio y enriquecerlo.
El artefacto se compone de 12 módulos con forma de cuartos de círculo concatenados entre sí. El diámetro de estas piezas circulares coincide con la modulación de los paños de piso, generando un vínculo geométrico con el modulo génesis del piso del café. El artefacto de líneas curvas, resalta por su composición morfológica contrastando con la rigidez de los ángulos rectos del espacio que lo contiene, pero a su vez mantiene una relación geométrica con el todo circundante.
Todos sus módulos, están programados y conectados entre sí, logrando una posición de iluminación estática de potencia regulable, más un total de 6 secuencias de iluminación distintas, dando como resultado un movimiento de luces muy atractivo, que logra recrear por momentos el paso de las nubes bajo el sol, trasladándonos a una posible situación vivenciada al aire libre.
Palabras del fundador de JISU
“Nuestra intención original de abrir JISU fue inspirada en la isla Jeju en Corea del Sur que nos gustó mucho durante viajes anteriores. Es una isla de naturaleza paradisíaca situada en medio de grandes metrópolis de Asia. Jeju está rodeada de un mar azul casi negro y llena de estancias con Jeju orange, naranjas nativas de la isla.
Luego de una infinidad de búsquedas y también recomendado a través de amigos, finalmente encontramos a Tomas, un arquitecto joven con un estilo de diseño poderoso, exquisito, conciso y con una personalidad extremadamente concentrada y detallista. Al recibir el proyecto terminado, luego de inyectar su estilo arquitectónico claro, maduro y equilibrado en este lugar, nos quedamos gratamente sorprendidos. Descubrimos que la mini isla Jeju se ha convertido en una isla JISU, que es totalmente nueva y fantástica, que no existe en ningún otro lado del mundo. Gracias al pleno respeto sobre nuestras ideas originales y con el aura de Tomas, el nuevo espacio JISU es dulce, fresco y claro. A nuestros visitantes les trae siempre una sensación de felicidad y asombro por lo nuevo. Incluso el rincón más discreto puede ser una fuente de inspiración para los fotógrafos y un buen lugar para tomarse una foto. Esperamos sinceramente que el desarrollo futuro de JISU siempre puede estar acompañado por Tomas y el espíritu de su diseño. Esperamos con ansias que en algún momento JISU pueda ofrecerles una experiencia maravillosa, única y refrescante a todos ustedes también.»
Arquitecto: TOMAS MIELNIKOWICZ
Sobre el autor
Tomas Mielnikowicz
Sobre el proyecto
- Año 2020