La Casa Bipolar
Egue y Seta representó en cada rincón de "La Casa Bipolar" los diferentes y contrastados gustos y preferencias de una pareja. ¡Conocé el interior de esta casa!
27 de junio de 2019
Descripción enviada por el estudio de arquitectura, sujeta a posibles modificaciones.
Si fuese verdad aquello de que las casas tienen carácter, ésta sería entonces una casa bipolar o con trastorno de doble personalidad. No culpemos, en cualquier caso, a sus dueños. Esta joven pareja de origen neerlandés está perfectamente sana y cuerda, pero han preferido “mojarse” y divertirse mientras veían sus polifacéticos gustos representados en cada rincón de su nuevo hogar. Ellos son un tándem romántico, pero también profesional que ha decidido recrearse y jugar a imaginar atmósferas distintas para cada habitación de su nueva casa, en vez de apostar por un refugio enteramente neutro, de apariencia unitaria o minimalista que, aunque fuese reverenciado por los arquitectos que miran las revistas de diseño, los matase de aburrimiento durante los próximos veinte años.
Y es que si bien no en sus partidas de nacimiento, el alma de estos clientes es auténticamente Millennial. Y quizás, por esto, han tenido pocos problemas en dar(nos) a los diseñadores “manga ancha” para combinar los estilos más opuestos, siempre que el espacio original y la vocación última de las estancias así lo requiriese. Sólo así se entiende esta ecléctica casa que levanta sobre suelos de mosaico hidráulico original y recuperado, habitaciones de un diseño, de lo contrario, enteramente contemporáneo; una vivienda que bajo sus vigas de madera y bovedilla catalana tradicional, acomoda piezas de mobiliario de rabiosa tendencia y modernidad; un piso que a lo largo y ancho de su planta típica del Ensanche barcelonés, invierte enteramente la organización del hogar tradicional para incluir habitaciones que tienen más que ver con maneras de vivir, trabajar y compartir muy actuales.
Y es que aquí, las habitaciones nobles, exteriores, con aquellos dos preciosos balcones que miran sobre la porción más peatonal del Compte Borrell, no acogen la habitación principal ni el salón ni el comedor ni tan siquiera una fantástica cocina. Aquí, esta ubicación y vistas privilegiadas (con su natural bullicio), han sido cedidas a un espacio doble, de trabajo y de lectura, simétrico, pero opuesto en lo tocante al color, que acabó tomando la forma de una gran biblioteca de diseño clásico. Una biblioteca que se ve versionada en blanco y negro en cada una de sus mitades y que alberga en cada uno de sus extremos, escritorios, mobiliario y butacas que permiten, ahí donde es necesario, el desempeño de las tareas para los que cada área ha sido concebida.
Por el contrario, en el mismísimo centro de la vivienda, aunque no por esto su parte más oscura o interior, se ubica la habitación en suite de la pareja. Una habitación imponente, flanqueada por dos generosos patios de luz, a los que se accede a través de dos puertas balconeras que podemos abrir apenas levantarnos de la cama. Una cama que mira, sin excesivos pudores, sobre el vestíbulo de entrada a través de un jardín interno y que se apoya sobre una oscurísima pared teatral sobra la que cualquier iluminación y decoración destacan. Una habitación enteramente escenográfica que desemboca sobre un vestidor y cuarto de baño siempre dobles, que combinan el alto contraste de los revestimientos blancos, los rejuntados oscuros y las carpinterías negras con grandes reflejos provenientes de espejos y cristales texturizados.
En el extremo más alejado de la calle, ahí donde tradicionalmente se hubiesen encontrado las habitaciones o la mitad más íntima del hogar, mirando sobre una formidable terraza ganada al patio interior de manzana a través de una preciosa galería de cristales tintados y diseño modernista, se ubica, por el contrario, una extrovertida cocina enteramente integrada a un espacio fluido de salón comedor.
Aquí, los estilos y las tendencias se yuxtaponen con la misma facilidad con que se han revertido, en toda la casa, las nociones prestablecidas en lo tocante a la intimidad y la extroversión de las estancias en función a su exterioridad y proximidad a la calle o al acceso principal.
Y es de esta manera como vemos terciopelos y pieles contribuir a una sofisticada pero improbable armonía conseguida en conjunción con los patrones étnicos aportados por las alfombras tejidas a mano y los mosaicos hidráulicos recuperados. Pero la mezcla de texturas y registros no termina aquí. Los revestimientos y la materialidad del mobiliario reconcilian con igual audacia los opuestos, logrando amalgamar en un conjunto de asombroso equilibrio, vetas de madera de barnizado natural con destellos dorados, lacados blancos, hierros forjados y el infaltable hilo conductor vegetal, y a veces verde, que salpica toda la casa.
Mención especial merecen los cuartos de baño y aseo que sin renunciar a su vocación sanitaria, destacan por su evidente afán de divertir. Un baño de invitados que oculta una bañera semicircular tras un seto de palmas y una veneciana sugerentes que dejan fluir la luz natural desde el vestíbulo, al tiempo que permiten adivinar siluetas desde el exterior. En el otro extremo, un aseo de cortesía “potente”, que sin hacerle “ascos” al más desenfadado kitsch, se atreve a superponer un revestimiento de baldosas biseladas negras sobre papel pintado de palmas muy tropical; a enfrentar un inodoro de diseño retro a un urinario inspirado en logo de los Rolling Stones; y a reflejar sobre un espejo redondo tipo camerino, las fotografías antiguas encontradas en las puertas originales de la propiedad al momento de ser adquirida por sus nuevos dueños.
Unos dueños que poco tiempo después de instalarse en su nueva casa reformada fueron bendecidos por la llegada de una nueva integrante. Para ella, tenían preparada una preciosa habitación que sin importar la juventud de su ocupante, incluiría el mobiliario de apariencia más antigua. Para esta habitación se recuperaron escaparates y cómodas de diseño decididamente vintage que fueron luego conjugados con una maravillosa cuna ovalada de estilo nórdico y un asiento de bambú. Todo bajo la mirada fresca de una frondosa Kentia y sobre la eterna nobleza de los mosaicos que han visto crecer tantas generaciones. Todo acompasado por la amplia calidez de los tonos neutros, los blancos rotos y la madera, salpicados siempre por el colorido étnico y textil que esta cosmopolita pareja conoce tan bien gracias a su profesión.
Ficha técnica:
Obra: La Casa Bipolar
Arquitectura / Diseño: Egue y Seta – www.egueyseta.com
Equipo del proyecto: Daniel Pérez, Felipe Araujo, Szymon Keller, Covadonga Díaz, Gaia Trotta, Álvaro Sánchez y Sarah Salas.
Promotor: Privado
Ubicación: Barcelona
Superficie: 175m2
Año: 2018
Fuente: Egue y Seta – www.egueyseta.com
Imágenes cortesía de: Vicugo Foto – www.vicugo.com
Revista Estilo Propio recibió este proyecto por medio de una suscripción. Invitamos a nuestros lectores a presentar su propio proyecto para su publicación. Puedes ver mas proyectos aquí.
Sobre el autor
Egue y Seta
Sobre el proyecto
- Año 2018
- Superficie 175 m2