Revelador fotográfico
Con un lenguaje que oscila entre la sensibilidad del arte y la estética cinematográfica, la obra de Erik Johansson dio la vuelta al mundo con producciones para Volvo, Toyota, Google, Adobe, Microsoft y National Geographic.
4 de julio de 2017.
Nació en 1985 en las afueras de Gôtene, Suecia. El entorno rural y familiar en el que fue criado estimuló su creatividad: “Crecí en una granja con mis padres y mis dos hermanas menores y pasé mucho tiempo en la naturaleza. Me gusta dibujar desde que tengo memoria. Quizás sea por mi abuela, que era pintora. O tal vez así es como me gusta expresarme”, cuenta el artista. Su primera cámara digital la recibió a los 15 años: recuerda que fue una Fuji simple, para apuntar y disparar.
Pero su rutina de comenzar la obra sobre el papel y atravesar el proceso de transformación del dibujo, volvía a la fotografía un arte demasiado instantáneo para él: “Sentía que quería hacerle algo más a las fotos, que presionar el disparador era sólo el comienzo. Al tener un interés en las computadoras, era natural que el siguiente paso estuviera allí. Estaba jugando con las fotos en la computadora, tratando de crear algo que no pudiera capturar con la cámara, más que nada modificaciones básicas, como cambio de color o poner a mi hermana pequeña en nuestra terraza. Así es como mi interés por la manipulación fotográfica comenzó: aprendí probando, pero no se volvió una profesión hasta años más tarde”, anticipa.
El hobby que se volvió profesión.
En 2005 JOHANSSON se mudó a Gotemburgo y para estudiar ingeniería informática en Chalmers University of Technology. Para ese entonces, sus planes detrás de la lente eran puro pasatiempo, hasta que se cruzó con una cámara DSLR (Canon EOS 350D): se compró la propia y empezó a dedicarle más tiempo a la experimentación y al retoque en Photoshop.
Luego de difundir sus primeros trabajos por Internet, comenzó a recibir pedidos de retoque de agencias de publicidad: una vez recibido como master en Diseño de Interacción, comenzó a dedicarse full time a la fotografía. Además de trabajar para grandes marcas de todo el mundo, continúa desarrollando su obra íntima. También participó como orador invitado de varias conferencias, entre ellas la charla TED de 2011 en Londres. En 2016 presentó su libro Imagine, que incluye los primeros nuevo años de sus proyectos personales.
Sello personal.
JOHANSSON sostiene que sus ideas fotográficas son surrealistas, pero que las produce de modo realista con un toque de humor. Y que su inspiración proviene más de pintores y artistas que de fotógrafos: cita a SALVADOR DALÍ, M. C. ESCHER, RENÉ MAGRITTE, SHAUN TAN y MATTIAS ADOLFSSON, entre otros.
Entre sus trabajos se pueden encontrar coberturas de eventos, como el que hizo para Volvo en Zúrich en 2014: el objetivo fue crear la ilusión de un agujero de 10 x 10 metros. También hay fotos que genera de manera personal, como la grieta en medio de la ruta que se levanta como si fuera una hoja de papel o el esquilador de ovejas cuyo pelo se trasforma en nubes. Entre sus trabajos para marcas se pueden encontrar colaboraciones, como la que hizo junto a JESSICA WALSH para Aïshti, un centro comercial de Medio Oriente.
JOHANSSON también colabora ad honorem para proyectos solidarios: el último fue para la Swedish Childhood Cancer Foundation, cuya campaña giró en torno al derecho que tienen los niños de hacer lo que desean, como leer todos los libros del mundo. También realiza producciones para revistas editoriales, como la Men’s Journal, para la cual trabajó el concepto del cambio climático.
Como una suerte de mandamiento personal, JOHANSSON sostiene que “la inspiración se encuentra en el contraste entre las cosas: mudarse de vez en cuando puede ser muy inspirador”. De Gôtene a Gotemburgo, de Gotemburgo a Norrköping, de Norrköping a Berlín y de Berlín a Praga, en donde se encuentra actualmente: la ruta de este joven fotógrafo siempre da la vuelta y regresa a su Suecia natal, pero dejando antes una huella fotográfica en cada destino.