Dentro de un restaurado Citroën H -simpático camioncito de reparto que se fabricó entre 1947 y 1981- suceden las catas más exclusivas del mundo: con capacidad para dos personas, en la falsa boulangerie se pueden disfrutar de Martinis hechos con Grey Goose, mientras un cantinero experto guía la experiencia narrando historias inéditas sobre la emblemática marca. El frente bar espejado, los exhibidores con luz cenital, la mesada con tapa de mármol y las butacas con asientos revestidos de cuero son algunos de los exquisitos detalles que hacen de esta barra en miniatura un espacio de lujo. El vehículo, exclusivamente customizado para la etiqueta de vodkas, es protagonista en distintas acciones de marketing y comunicación.
Sin categoría17 diciembre, 2015